Vanessa: las ganas de vivir lo calman todo

Por: Yeidy Agudelo García COMUNICACIÓN SOCIAL UCO, yeidyaguuu@gmail.com

Su vida iba a tener muchos cambios de los cuales se tenía que adaptar.
Su vida iba a tener muchos cambios de los cuales se tenía que adaptar.

En 2007, Vanessa Ramírez Hoyos se encontraba padeciendo una extraña enfermedad, que ningún médico podía diagnosticar. Todo comenzó por unos dolores: un día le pesaba una pierna, al día siguiente un brazo, pero lo veían normal como parte de su crecimiento. Todos los exámenes que le hacían le salían buenos.

En el colegio, siempre lloraba por los fuertes dolores que le daban sin ningún motivo y que al llegar a su casa se le quitaban. Sus padres pensaban que solo eran caprichos, que no quería estudiar o creían que era muy floja, porque durante sus primeros 7 años de vida había sido una niña muy sana, alegre y extrovertida.

La familia Ramírez Hoyos ha sido muy creyente en Dios y especialmente a la virgen. Por lo tanto, un día fueron a un grupo de oración que les recomendaron, porque había una señora ‘‘muy poderosa’’. Solo bastaba con tener fe.

— Yo le voy a hacer a la niña una oración como para ver qué es lo que tiene — puso las manos sobre su cabeza— La niña, tiene anemia y algo más, después les digo. Váyanse para Medellín que allá está la mejor medicina.

Vivían en la ciudad de Cúcuta. Les tocó mudarse de inmediato para Medellín. Le realizaron todos los procedimientos requeridos, en uno de ellos se muestra algo, pero no dice exactamente lo qué es. Le requieren un nuevo examen, pero era muy costoso; sin embargo, sus padres acceden a realizarlo y efectivamente sale que es leucemia. Le explicaron todo, pero Vanessa, con sus 8 años, no entendía nada. No obstante, debían de hacerlo porque su vida iba a tener muchos cambios de los cuales se tenía que adaptar.

Caída del cabello

—Ella es muy vanidosa, le va dar muy duro la caída del cabello. Debemos buscar un psicólogo —sugiere Blanca Hoyos, su madre.

El psicólogo, le explicó que se podía poner pelucas, pañoletas, gorros…todo lo que ella deseará. Su papá, Jorge Ramírez, la lleva a un lugar para que comprará todo lo que quisiera, porque eso era lo que iba a seguir utilizando: compró pañoletas de todos los

colores, una boina, gorros y todo lo que se le atravesó en el camino. Así lo recuerda hoy Vanessa, entre risas.

El pelo se le empezó a caer por mechones. Cansada de esa situación, decide quitarse por completo el cabello. Su madre la lleva a una peluquería y le manifiestan a la estilista que se quiere calvear. Procedió a realizarlo, mientras que su hermana Jessica lloraba por el espejo. Le realizan un pequeño fotoestudio, al cual le da como nombre le puso ‘‘mi último pelo’’ ese día fue el que quedó calva por primera vez.

Vanessa no quería dejar de estudiar porque amaba el colegio, quería continuar con su vida como normalmente lo hacía. Siempre ha relacionado todo de la mejor manera; sin embargo, tuvo que dejar el colegio porque no podía estar en la multitud.

El tratamiento duro 2 años; un año de quimioterapias y un año de pastillas. Fue todo un éxito porque pudo vencer el cáncer, continuó con su vida, mas constantemente se realiza exámenes para ver su estado de salud.

Cuatro años después, le hacen saber que algo no andaba bien. Entonces deciden realizarle un examen de la médula ósea como para descartar todo, pero dudaban mucho de que nuevamente fuera un cáncer, ya que no dio a conocer ningún tipo de dolor ni de síntoma como lo hizo al principio. Tenía 14 años y estaba cursando el grado octavo en La Presentación de Rionegro.

Nuevamente le explican todo el proceso. Lloró mucho, porque tenía que volver a pasar por lo mismo. La hospitalizaron de inmediato y empezó nuevamente el tratamiento, pero los resultados no eran los mismos.

Empezaron a buscar nuevas alternativas y la encontraron: podían hacer un trasplante de la médula ósea, le decían:

—Pídale al Niño Dios que tenga un donante. porque muchas familias no son compatibles.

Su familia empezó a realizarse todos los exámenes requeridos. Su hermano Jorge Andrés, era ciento por ciento compatible. Hicieron todos los procedimientos. Vanessa lo asocia como algo muy duro, porque se interna un mes por completo en el hospital, donde solo tiene que estar ahí en cuatro paredes, sin saber nada del mundo exterior. Las noticias le han afectado más a la mamá que a ella misma; sin embargo, ella siempre estuvo ahí, nunca la dejó sola. Por el contrario, le daba ánimos para seguir adelante.

Empezó con quimioterapia y radioterapia, después le aplicaban medicamentos muy fuertes para poder matar todas las células y de este modo, las células del donante se adhieran muy bien en su cuerpo.

En esa época muchas de sus amigas cumplían 15 años y no poder ir a la fiesta y ver que todas sus otras compañeras sí lo hacían. Le dolió en el momento no haber disfrutado esa pequeña etapa de su vida.

Cuatro años después, en 2018, cuando tenía 18 años, nuevamente los exámenes salen malos. Se repitió la historia: no presentó ningún síntoma y no sabían qué era lo que estaba pasando, necesitaba buscar respuestas y encontrar un nuevo donante. Lo encontró y ahora su nuevo donante era su hermana Jessica. con un 50 % de compatibilidad.

Está vez le afectó más porque era más consciente de las cosas y le tocó pausar muchas cosas de su vida como la universidad, el gimnasio y el trabajo. Por otro lado, le dio duro porque era donde estaba empezando a salir mucho con sus amigos y tenía que dejar todo a un lado.

En esta época estaba saliendo con alguien muy importante de su vida, porque sentía mucho afecto hacia esa persona. Terminaron, pero no por la enfermedad; el motivo fue que no se entendieron. Le dio más duro la pequeña relación que tuvo que el mismo cáncer. Lloraba mucho al ver que él estaba con otra y ella en el hospital sola. Eso la marcó mucho.

‘‘Porque con un amigo, las alegrías serán el doble de alegres y las angustias la mitad de tristes”, Vanessa Ramírez

Le tocó suspender sus estudios de Comunicación Social en la Universidad Católica del Oriente. No obstante, los amigos que encontró en este lugar son incomparables: le seguían todos sus caprichos, para hacerla sentir mejor y en realidad, sí funcionaba, según ella, ‘‘porque con un amigo, las alegrías serán el doble de alegres y las angustias la mitad de tristes’’. Todo el mundo en la Uco la miraba raro por usar tapabocas, entonces todos sus amigos comenzaron a utilizarlo. ¡Qué paradoja que hoy se vea como extraño a aquel que no porte este accesorio!

Constantemente les recuerda a sus amigos que nunca dejen nada para mañana. Eso lo aprendió una vez que estaba guardando permiso para ir a las fiestas de El Retiro, pero ese día le tocó pasarla en el hospital. Para ella “Vivir es una ocasión muy especial, hay que valorar cada instante”.

Sus amigos la admiran por lo segura que es de ella misma, por lo valiente que ha sido durante todo este tiempo. La consideran una mujer fuerte, decidida, empoderada y positiva. Recalcan mucho el hecho de que ella a todo le saca el lado bueno, por muy malo que sea.

Paula Silva es una vieja amiga. La define como una persona guerrera porque no se deja derrumbar por nada. Tiene una actitud muy positiva. “Es extrovertida, físicamente es muy linda, es una persona muy familiar, lo más importante para ella es su familia y sus amigos de los cuales trata de que sean muy unidos a ella”. Es una mujer emprendedora, desde que la conoce vende de todo, entre risas dice “de milagro no vende a la mamá”. Le gusta mucho verse bien, le gusta el modelaje, las cámaras todo lo relacionado con el show.

¿Cómo asocia el cáncer?

El cáncer son las células anormales que se dividen sin control y son capaces de invadir otros tejidos. Las células cancerosas se pueden propagar a otras partes del cuerpo a través de los sistemas circulatorio y linfático, los cuales ayudan al cuerpo a deshacerse de las toxinas. Nunca lo ha relacionado con la muerte, porque en vez de llevarla a la muerte, la volvió más fuerte. “Uno debe seguir la vida cotidiana, no tirarse a la pena. No lo trate como un cáncer; simplemente como una gripa. Todo se debe asumir con la mejor actitud, con la mejor energía”, dice Vanessa, quien a principios de este año salió de su último cáncer. Todo un milagro, porque muy pocas personas sobreviven a esto.

A un lado los estereotipos

Las noticias le han afectado más a la mamá que a ella misma.

Siempre ha sido una mujer rebelde, se deja llevar por lo que quiere, por lo que siente y por lo que le gusta. Vanessa da a conocer su punto de vista: “Si yo estoy calva, ¿por qué tengo que andar con peluca?, ¿por qué una mujer siempre tiene que andar con el cabello largo? Uno es lindo como persona y no tanto por el físico. Los tapabocas son bastante estresantes y usar una peluca que pica por aceptación a la sociedad… no es lo mío”. Ella demostró que una mujer puede ser linda, sin tener que demostrar nada.

La sociedad constantemente crítica y juzga sin saber. Mas a Vanessa no le importa en lo absoluto mostrar su calva; por el contrario, se sentía feliz de mostrar lo que en realidad es ella. Cuando le empezó a crecer el cabello salía así con lo poquito que tenía, hasta que le dio para hacerse una cresta y quiso marcar diferencia y demostrar que una mujer con el cabello corto se puede ver bien. Quería darse seguridad ella misma y darle seguridad a las personas que estaban pasando por la misma situación, para que se mostraran tal cual eran, que dejan los miedos a un lado. Siempre ha tratado de vender esa imagen de que una mujer es bonita por lo que es, y no por lo quiere aparentar ser.