Martha Ofelia Borja, la Etnoeducadora de El Peñol

Desde muy niña sentía esa vocación noble de ser educadora, nací en Medellín el 12 de diciembre, criada en el departamento del Chocó, municipio de Quibdó, donde aprendí costumbres y tradiciones del Pacífico. Realicé mis estudios escolares, de bachillerato y universitarios en Quibdó, terminándolos en La Universidad Tecnológica del Chocó el 27 de diciembre del 2001. Siempre admirando a mis maestros y tutores, con el sueño de emular sus actividades docentes y con el objetivo primordial de ser un referente de mi raza negra en todos los lugares donde me encuentre. Y mi sueño de ser educadora se cumplió.

Por cosas del destino llegué a El Peñol el 19 de Enero del 2008 a ejercer mi docencia en la sede La Magdalena de este municipio. Soy docente, alegre y corrinchera, apasionada por lo que hago, orgullosa de mi raza, siempre con el turbante que me caracteriza y me pone el toque femenino. Llego al municipio para comprometer a compañeros y docentes que me acompañen con una propuesta que traigo y no descanso hasta no verla convertida en realidad y es así como emprendo mi proyecto que socializo en varios escenarios educativos y poco a poco se van sumando, no solo instituciones del municipio, sino también lo que comparto a nivel de subregión, convirtiéndome en una embajadora del proyecto de etnoeducación.

Mi experiencia de ser docente en la sede La Magdalena está colmada de anécdotas, unas que por su emotividad forjaron mi carácter y pusieron a prueba mis ideales, y otras que llenaron de satisfacción mi ser, por los logros que se evidenciaban día a día. Recuerdo el asombro de mis primeros alumnos al ver que su profesora era negra, de regreso a la casa decían: “mamá, mi profe es negrita, tan negrita que me da miedo tocarla”, e incluso uno de los padres de familia procedió a retirar a sus niños de la escuela porque no quería que una negra les enseñara y otros que perturbados por mi color de piel manifestaban temor. Entendible, ellos nunca habían tenido contacto con alguien de raza negra.

Recuerdo que para una reunión Doña Amparo Giraldo, Jefe de Núcleo Educativo, le tocó ir a hablar con la comunidad educativa para que me aceptaran y me dieran la oportunidad de trabajar y compartir costumbres y tradiciones diferentes, al principio estos hechos me marcaron, pero por la labor realizada de concientización y de mis continuas interlocuciones con la comunidad, hoy me aceptan, me quieren y asumen que ser negro no es un color, es un sentimiento que se lleva por dentro.

En la sede La Magdalena se ha aprendido y comprendido que todas las personas son iguales y las fases de la formación están fundamentadas en la práctica de los valores virtuosos, la convivencia pacífica, el cooperativismo. Se preconiza la justicia e igualdad, la abolición del racismo y la discriminación. Hoy, parte de mis metas se han cumplido, se complementan mis saberes con los saberes de la comunidad, contagio con mi alegría, comparto mi herencia histórica y mi identidad.