Viaje espiritual

 

En un amanecer eterno, en el Valle del Sibundoy, Putumayo, Colombia, en el pueblo indígena Kamëntšá Biya, el Taita Miguel Ángel Mavisoy con su Familia y esposa Ruth Berónica Juagibioy Jacanamejoy, nos reciben con sus calurosos brazos, después de un arduo vuelo, a mi compañera Gina Alejandra García y a mí, para vivir una experiencia única ancestral, probar el remedio o medicina llamada Yagé o ayahuasca, una preparación purgante procedente de la medicina tradicional indígena del Putumayo colombiano. En palabras del Taita Miguel Ángel: ́el yagé es un remedio espiritual, su acción integral es física, mental y espiritual, explorando la conciencia, es una experiencia catártica y liberadora que nos mantiene espiritualmente unidos con la naturaleza, una unión entre todos ́, y sí que tiene razón, después de probar el remedio, se siente una sensación de libertad física y mental, un estado de conciencia, una paz interior, tranquilidad y otra manera de ver la vida, es como si la conciencia inocente que teníamos de niños volviera a uno, abre la mente a otros planos espirituales, se siente uno en una especie de cielo terrenal.

Advierte el taita Miguel que el remedio lo pueden tomar todas las personas, siempre y cuando lo hagan con taitas ancestrales, que vengan de campos espirituales y que sean de comunidades indígenas que hayan dejado legado, se le debe hacer a cada persona un estudio previo de la salud mental y física, para así poder determinar el nivel de remedio, dado de que si no es con una persona que conozca a profundidad la planta y se la sepa administrar a alguien, resultaría letal. Cada persona maneja un campo espiritual diferente, los médicos tradicionales de la selva y la Amazonía conducen estas plantas sagradas que Dios nos dejó, pues en cada territorio hay una planta sagrada, por esto los invito a que vivan esta experiencia milenaria pero con responsabilidad, hay cierto tipo de personas que lo pueden degradar y no lo saben administrar, desde mi experiencia, les recomiendo que si la van a tomar, sea con taitas experimentados en el tema, ya que tienen la tradición y la herencia genuina.

Agradezco a la familia del Taita Miguel Ángel por acogernos en su hogar, resalto la lucha de los pueblos indígenas por defender nuestros ríos y nuestra fauna, nuestra naturaleza, está en nosotros que no desaparezcan las selvas ni estas tradiciones ancestrales, vivan la experiencia de sentir más de cerca nuestra madre tierra.

Por: Víctor Hugo Duque (vidú)