Según la NASA, se considera peligroso cualquier objeto celeste que supere los
140 metros de diámetro y pueda aproximarse a menos de 10 millones de
kilómetros de la Tierra. Dimorphos tiene unos 160 metros y se encuentra a 11
millones de kilómetros, por lo que actualmente no supone ningún tipo de amenaza
para nuestro planeta.
En astronomía, los objetos próximos a la Tierra -más conocidos por su acrónimo
en inglés NEO, siglas de Near Earth Object- son cometas y asteroides atrapados
por la atracción del Sol o los distintos planetas, en órbitas que podrían hacerlos
penetrar en las cercanías de nuestro mundo.
Desde hace años, varios observatorios en distintos puntos de nuestro planeta
rastrean el cielo nocturno en busca de uno de estos dañinos visitantes. Hasta
ahora se han descubierto unos 20.000 asteroides cuya órbita puede acercarlos a
nuestro planeta. De estos, 5.000 están dentro de la clasificación NEO. No
obstante, la NASA asegura que de momento no hay riesgo para los próximos 100
años -si bien solo se ha rastreado alrededor del 40% de esos objetos-.
Actualmente, la mayor parte de asteroides que podrían representar un peligro real
son de ‘pequeñas’ dimensiones. Para hacernos una idea, el que acabó con los
dinosaurios era de unos diez kilómetros de diámetro, mientras que la mayoría de
los que se han catalogado no pasan de unos centenares de metros.