En una noche de octubre de 1923, hace 100 años, nacieron todas las galaxias
para los humanos. En esa fecha, Edwin Hubble tomó una foto de lo que él llamaba
nebulosa Messier 31 que ahora conocemos más como Andrómeda. A la mayoría
de astrofísicos no les gusta la palabra foto, prefieren hablar de imágenes del cielo,
pero es que Hubble realmente usó una placa fotográfica. La placa con la que hizo
la famosa fotografía medía unos 10 X13 centímetros cuadrados, tomó datos
durante 45 minutos a través del telescopio Hooker de 100 pulgadas del
Observatorio del Monte Wilson, en lo que hoy es un lugar tremendamente
contaminado por la luz de Los Ángeles.
Esa placa fotográfica, llamada H335H —placa 335 de Hooker tomada por
Hubble—se puede concebir como la partida de nacimiento que los humanos
creamos para todas las galaxias, el primer registro.
No es muy conocida, pero esa foto debería ser icónica, incluyendo la inscripción
en rojo que Hubble hizo sobre ella: la describió como “VAR!”, tachando además
una “N” que estaba al lado de una estrella. Inicialmente, había identificado un
pequeño objeto visible en la foto como una nova, una estrella que aleatoriamente
habría incrementado su brillo de manera breve, para luego apagarse y volver a ser
bastante más débil. Pero esa noche descubrió, con sorpresa, si nos guiamos por
el signo de exclamación, que la estrella variaba su brillo de manera periódica.
Eso era exactamente lo que andaba buscando. En esa noche de otoño de 1923
habían pasado ya más de tres años desde el conocido como Gran Debate, en el
que se discutió sobre si la Vía Láctea era todo el universo o si podían existir otros
sitios parecidos a la Vía Láctea.