Intrusos interestelares

El 17 y 18 de octubre de 2017, un objeto inusual atravesó a toda velocidad el
campo de visión de un gran telescopio situado cerca de la cima de un volcán en la
isla hawaiana de Maui. El telescopio Pan-STARRS1 fue diseñado para observar el
cielo en busca de eventos transitorios, como el sobrevuelo de asteroides o
cometas. Pero este caso era diferente: el objeto no estaba ligado
gravitatoriamente al Sol ni a ningún otro cuerpo celeste. Había llegado desde otro
lugar.

El misterioso objeto fue el primer visitante del espacio interestelar observado en su
paso por el sistema solar. Los astrónomos lo llamaron 1I/’Oumuamua, tomando
prestada una palabra hawaiana que se traduce aproximadamente como
“mensajero de lejos que llega primero”. Dos años más tarde, en agosto de 2019, el
astrónomo aficionado Gennadiy Borisov, descubrió el único otro intruso
interestelar conocido, ahora llamado 2I/Borisov, utilizando un telescopio construido
por él mismo en el observatorio MARGO en Nauchnij, Crimea.

Mientras que los asteroides y cometas del sistema solar orbitan alrededor del
Sol, Oumuamua y Borisov son nómadas celestes que pasan la mayor parte del
tiempo vagando por el espacio interestelar. La existencia de estos intrusos en el
sistema solar era una hipótesis, pero los científicos esperaban que fueran raros.
“Nunca pensé que veríamos uno”, afirma la astrofísica Susanne Pfalzner, del
Centro de Supercomputación de Jülich, en Alemania. Al menos, no durante su
vida.