RICARDO RENDÓN BRAVO

Rendón fue el primogénito de tres hijos de una familia sencilla, que residía en una casa contigua a la capilla de Jesús de Nazareno en la Calle Real de Rionegro. Aunque se han tejido muchas conjeturas acerca de sus habilidades para el dibujo, parece ser cierto que éstas surgieron desde chico por influencia de su padre, que era profesor de caligrafía.

Cuando tenía 17 años, viajó a Medellín para comenzar una etapa fundamental en su formación artística. Desde hacía un tiempo, la ciudad se había convertido en un importante centro comercial, agrícola y minero y ejercía gran influencia en todo el occidente colombiano. Por otro lado, mostraba un movimiento cultural bastante activo, cuya máxima expresión era el Casino Literario.

En este nuevo medio, Rendón demostró rápidamente su calidad. En el Instituto de Bellas Artes el maestro Francisco Antonio Cano influyó de forma determinante en su maduración intelectual y artística. Un año más tarde inició su colaboración como ilustrador de la revista Avanti.

En 1915 Rendón se convirtió en integrante del grupo de intelectuales bohemios los Panidas, del cual hacían parte personajes de la talla de León de Greiff y Fernando González.

Rendón se convirtió en colaborador de la revista Semana y del periódico El Espectador de Medellín, en donde realizaba ilustraciones artísticas, y sus primeras caricaturas.

Elaboró la serie El Jardín Zoológico, en donde destacaba rasgos animales de los principales personajes de la vida local. Este trabajo fue terminado en Bogotá, a donde viajó el 17 de enero de 1918 en el primer tren de la mañana. La prensa antioqueña destacó como una gran noticia la partida del dibujante.

Los enigmas del caricaturista Rendón realizó varios trabajos publicitarios en esta época, entre los que se destacan la serie de cupones realizados para Freskola y las ilustraciones para los cigarrillos Pierrot. Pero sin duda su creación más famosa y que aún hoy se mantiene vigente es la realizada para la Compañía Colombiana de Tabaco, el indio de los cigarrillos Pielroja.

Ricardo Rendón fue siempre un personaje enigmático cuyo carácter nunca pudo ser conocido del todo por sus contemporáneos. Por eso nadie puede explicar con certeza por que se suicidó en la mañana del 28 de octubre de 1931, en el café La Gran Vía.

Algunos piensan que una vez derrotada la hegemonía conservadora, se habría sentido traicionado por sus antiguos compañeros liberales, pues éstos habrían adquirido los mismos vicios que combatieron por años, pero todo se queda en especulaciones.

Ricardo Rendón, plasmó en sus dibujos el modo de vivir de la sociedad colombiana, la sacudió y la sufrió. Para algunos fue un ser excéntrico, para otros, sincero y certero, pero para todos, impenetrable.

Definirlo es imposible, como es imposible definir la genialidad de su obra. Una obra que llevó su marca, la firma indeleble de Rendón.