Aunque trabaja en Transurbano Rionegro en la ruta de colectivos para el Barrio El Porvenir, don Jaime Ramírez Alzate es carmeño de nacimiento y toda la vida ha sido devoto de la Virgen de El Carmen y por eso cada año participa de las Fiestas Patronales en el Carmen de Viboral, adornando su vehículo con toda devoción y entusiasmo. “Yo le tengo mucha fe a la Virgen y siempre le pido su protección y nunca me ha pasado nada gracias a Dios en los 12 años que manejo”.
Pero en El Carmen de Viboral no son solo los conductores los devotos de Nuestra Señora del Carmen. Es toda la comunidad porque la Virgen del Carmen es la Patrona de toda la población como la afirma el sacerdote Jaime Toro Orozco, Párroco de la iglesia, y por eso cada año se renueva esta devoción con la celebración de la Novena que concluye con el homenaje que le hacen los conductores, no solo del servicio público, pues todos los que tienen un vehículo quieren manifestarse y participar en la eucaristía con la cual se cierran las festividades de la Virgen.
Arnobis Grisales también es natural de El Carmen y afirma que la devoción por la Virgen es una cultura de nacimiento porque hace parte de una familia muy católica y porque la Virgen es la Patrona de los conductores y de ahí viene su devoción. Desde que tiene su automóvil particular participa en el desfile de la Virgen, adornando su vehículo con la imagen y el escapulario gigante, que es el principal símbolo de su veneración.
“La Virgen del Carmen es nuestra Patrona y guía. A ella encomendamos nuestra labor como transportadores y nos ha ido muy bien. Es una excelente Patrona”, dice Ángela María López Gómez, Gerente de la Flota El Carmen, una empresa de tradición carmelitana que este año cumple 62 años.
Por el especial significado que para toda la población tiene la celebración de las Fiestas Patronales de El Carmen de Viboral, el 16 de julio es la fiesta más importante del año, todas las calles céntricas del pueblo se llenan de gente, desde todas las veredas llegan peregrinaciones renovando esta tradición y el desfile final se ve engalanado con los carros, carretas, bicicletas, motos y cabalgatas, porque todos quieren dar testimonio de su agradecimiento por la protección que les da la Virgen.
La bendición sacerdotal en el último día de la Novena a la Virgen no es solo para conductores y sus vehículos. Las familias llevan imágenes que guardan en sus hogares para que reciban esa bendición, como lo hacen año tras año, y en la librería parroquial el movimiento es intenso para atender a quienes van a adquirir cuadros, escapularios y velones para que sean bendecidos y así tener por el año la protección de la Virgen.