Con el propósito de aportar a la permanencia y fortalecimiento de las iniciativas de paz en Medellín, el Distrito, en colaboración con el Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia, acompañó con formación, capacitación y asesoría a 200 organizaciones comunitarias que construyen paz en la cotidianidad a través de procesos organizativos, los cuales hacen presencia en las comunas 6-Doce de Octubre, 13-San Javier, 3-Manrique, 5-Castilla y 10-La Candelaria, así como los corregimientos 50-San Sebastián de Palmitas, 70-Altavista y 90-Santa Elena.
“Nos dispusimos a identificar, mapear y acompañar efectivamente a las diferentes iniciativas que dan cuenta de las apuestas de las organizaciones alrededor de la construcción de paz territorial. Esto nos permitió implementar rutas para identificar acompañamientos y rutas que requerían estas iniciativas, y posibilitará el desarrollo de acciones en el territorio, en función de un ecosistema por la paz en Medellín”, expresó la subsecretaria de Construcción de Paz Territorial, Carolina Saldarriaga.
El proyecto logró articulaciones con diversos actores interinstitucionales, académicos y sociales, como la Fundación Compaz, la Universidad de Antioquia y la Agencia de Cooperación Internacional de Medellín. Esto permitió aportar a la construcción de tejido social y resistencia frente a las conflictividades sociales que venían experimentando los colectivos ciudadanos, lo que se vio materializado en trabajos conjuntos como la cartilla del Diplomado de Iniciativas de Paz, el Directorio de Iniciativas de Paz y la Revista Enrutados.
“La experiencia ha sido significativa desde el trabajo colaborativo, desde la apuesta de ciudad y desde el intercambio de conocimientos con las otras organizaciones que han sido parte del proceso. Esto nos ha permitido crecer y llevar a los territorios un mensaje de hermandad, de trabajo en equipo, de esa labor que se hace desde la secretaría, para que los territorios tengan una transformación desde lo social y lo comunitario, y se mitigue el reclutamiento de jóvenes y adolescentes”, afirmó Raúl Mosquera, líder social y participante en el proyecto Iniciativas de Paz, desde hace tres años.
El proceso de fortalecimiento se orientó a través de cinco estrategias que son: bienes, con la entrega de herramientas tangibles para el desarrollo de las actividades artísticas, pedagógicas, agroecológicas y comunicativas de las organizaciones; capacidades, servicios y organizativas, que consistió en talleres, cursos y diplomados para la formación de quienes integran las iniciativas; y, por último, alianzas, las cuales brindan la posibilidad de articulación entre las iniciativas y conectarse con actores estratégicos.
En cuanto a los beneficiarios, las mujeres tuvieron la mayor participación como representantes de iniciativas de paz con un 56 %, mientras que los hombres fueron un 44 %, sumado a niños, niñas, adolescentes y jóvenes (NNAJ), población étnica, víctimas y población LGTBIQ+, quienes dinamizaron sus saberes previos para construir memoria desde las comunicaciones, el arte, la pedagogía, la agroecología y los recorridos territoriales.
“Hice parte del componente de medio ambiente, en el que se adelantaron iniciativas que aportaron a la construcción de paz y al medio ambiente. Allí, lo positivo fueron las articulaciones entre las organizaciones para que se pudiera hacer colaboratorio con diferentes iniciativas, con el propósito de dejar capacidad instalada en el territorio”, dijo María Alejandra Vélez, directora de la Red de Víctimas Sobrevivientes del Conflicto y participante en el proyecto Iniciativas de Paz.
Estas acciones han permitido generar diálogos entre diversos públicos y conducir a reflexiones sobre la problemática social y el reconocimiento del camino emprendido por las organizaciones sociales y comunitarias de la ciudad; además han contribuido a transformaciones territoriales, mediante la implementación de actividades que posibilitan diálogos para la paz y la No-Violencia.