La cuentera de Guarne

Mónica Patricia Otálvaro Ruíz, oriunda de Guarne, casada y con una maravillosa hija de 15 años, se califica como una persona que aprendió a comunicarse a través de las fábulas, los cuentos y las leyendas. Es animalista de corazón y voluntaria la mayor parte de su tiempo.

 

En Guarne la conocen como “la cuenta cuentos”, porque a donde quiera que va lleva un cuento que deja un mensaje en los corazones. Cuentos de varios autores, que fortalecen en sus moralejas los valores que enmarcan la ética y la moral, valores que considera están olvidados por la sociedad y que con urgencia es necesario recordar y rescatar.

 

Doña Mónica Patricia afirma que sueña con un futuro en el que los jóvenes retomen aquellas mágicas palabras que tanto nos recalcaban nuestros abuelos: “Por favor, gracias, buenos días, Dios lo bendiga, feliz noche”. Sueña con una sociedad respetuosa, tolerante y solidaria. “Soy empática y soñadora, pero, sobre todo, soy una guerrera”.

 

Dice que las pruebas que de la mano de Dios ha ido superando, han forjado su carácter y le han enseñado que hay que vivir un día a la vez, que el dolor, es el resultado de nuestros apegos y que cada día hay algo nuevo que aprender. Ha tenido la oportunidad de trabajar en empresas e instituciones educativas, donde ha llevado un cuento y un mensaje positivo a niños, jóvenes y adultos, porque considera que ese es el don que Dios le ha dado y la vida la ha ido puliendo para adelantar esa labor.

 

Comenta que desde niña le tocó enfrentarse a situaciones extremas de salud, como una cirugía a corazón abierto a sus 11 años, de la cual tardó un año en recuperarse. Luego, a sus 30 años, quedó ciega durante ocho años, en los cuales aprendió bastante, pues cuando no pudo ver el mundo con sus ojos, aprendió a verlo con el corazón y entonces la vida no era igual. Lo que antes era importante, ya no lo era y lo que tenía como verdad era solo un espejismo.

 

“De repente sentía que me faltaba mucho por aprender y entonces llegó el Covid, aquella enfermedad que paralizó el mundo entero en el 2020 y que, para septiembre del mismo año, ya me tenía en una Unidad de Cuidados Intensivos, aislada de mis seres queridos y conectada a un montón de máquinas para poder respirar, viendo morir gente a mi alrededor, mientras yo luchaba por vivir”, recuerda doña Mónica Patricia.

 

Añade que fueron siete meses tratando de pararse de una cama e intentando asimilar la lección de humildad más grande de su vida, recordando que sin Dios no somos nada y que para volver a él, necesitábamos urgentemente un cambio de actitud.

 

Por otro lado, la madre naturaleza también reclamaba lo suyo y nos enseñó que si estamos aquí, no es porque el planeta nos necesite, sino porque nos fue dado como el más maravilloso regalo, que no hemos sabido valorar.

 

“Todo esto fue despertando mi conciencia y mi necesidad de reinventarme de una manera que pudiera aportar algo bueno a la comunidad y a la sociedad en general. Es por eso que soy la “Cuenta cuentos guarneña”. Tengo en mi memoria más de 180 cuentos que hablan de solidaridad, de familia, tolerancia, autoestima, reconciliación, de liderazgo, pero también me gusta contar mis propias vivencias, mi propio testimonio de vida, aquello que hizo de mí una mujer más fuerte.