Las bendiciones vienen disfrazadas

Me llamo Natalí y soy una mujer de 35 años, madre y esposa, oriunda de Guarne,
quien ha sobrevivido a un Cáncer Linfático y que desea regalarles un pedazo de
su historia con la esperanza de tocar corazones y ser de gran ayuda.

Hace algunos años, después de varios exámenes que decidí hacerme porque me
sentía muy baja en defensas, no salía de una gripa para comenzar otra, me sentía
inflamada, veía hinchado mi cuerpo y eran una tortura mis noches con la excesiva
sudoración. El doctor le dice a mi esposo que se prepare para recibir noticias no
muy agradables, pues los exámenes habían arrojado algo que indicaba que podría
ser cáncer y efectivamente así fue.

Era mayo de 2020, estábamos en plena cuarentena por el coronavirus cuando fui
diagnosticada con Linfoma de Hodgkin, un tipo de cáncer que se desarrolla en el
sistema linfático asociado con el sistema inmune que ayuda a proteger nuestro
cuerpo contra infecciones y enfermedades.

Acababa de cumplir 32 años cuando el doctor me dice “Te encontramos
Cáncer…tienes un tumor bastante grande en el centro del pecho que debemos
atacar lo antes posible”.

Cuando escuchas la palabra Cáncer, de inmediato se produce un choque en tu
cabeza, un nudo en la garganta, tu corazón late a mil por hora, te preguntas:
¿Esto me está pasando realmente a mí o es una pesadilla? ¿Voy a morir?,
Perderé mi pelo? El miedo te abarca, se produce en ti un tipo de depresión que te
lleva a un lugar en el que no sientes esperanza.

Pero no es así, quiero que la gente sepa que sí la hay y aunque es una de las
desgracias más temidas y de las enfermedades más violentas, hay cura, hay vida
después de un cáncer, pero, sobre todo, que es evitable.

Al cabo de unos días, después de asimilar mi nueva realidad, empezaron las
preguntas. Nunca me sentí desafortunada por lo que me había pasado, pero sí me
cuestionaba el por qué había llegado esa enfermedad a mi vida, pues
aparentemente llevaba una vida saludable, me ejercitaba con regularidad y mi
alimentación era por lo general muy sana. Sentía más bien que ese
acontecimiento había llegado a mi vida por alguna razón que debía descubrir,
quizás a enseñarme algo y tal cual así fue.

Comenzó así mi investigación acerca de las causas del cáncer y aunque sabía
que somos el resultado de nuestros hábitos y trataba de llevarlos lo más sanos
posibles, descubrí que descuidaba totalmente uno de los más importantes, mis
hábitos mentales.

Rápidamente comprendí que la salud es el reflejo de nuestra conciencia, cuando
nuestro interior está fuera de control, llega el cáncer o cualquier otra enfermedad o
molestia a tomar posesión. Nuestros pensamientos también son nuestro alimento,
los más frecuentes en nuestras emociones se convierten y así perfectamente nos
convertimos en los creadores de nuestra propia realidad.

Siempre fui una persona muy callada, pero con una mente estallada, vivía
pensando más de la cuenta y no vigilaba lo que en mi mente predominaba, ni
cuidaba como a mí misma me hablaba, siempre devaluándome y juzgándome,
pero solo hasta cuando llegué al abismo, entendí la importancia de cómo piensas,
de cómo te hablas y tratas a ti mismo y así fácilmente comprendí que todo lo que
me tocó vivir había empezado primero dentro de mí.

Como seres creadores de nuestra propia realidad, concluí que la salud depende
de nosotros mismos, la medicina corta las ramas, pero no va a la raíz, es nuestro
trabajo llegar allí, por eso mi enfoque nunca fue contra el cáncer, sino más bien
atender el llamado de mi ser. Cáncer fue la consciencia que a mi vida llegó para
hacer cambios, fue un caos realmente sanador para mi alma y que llegó con el
fuerte mensaje liberador de no seguir pensando como lo venía haciendo, a cultivar
buenos hábitos mentales y a trabajar en el amor propio.

Al Cáncer le agradezco su enseñanza, sin duda me ayudó a crecer, al miedo
vencer y a solo en el amor ser. Mismo amor que me llevó a contar mi historia a los
demás, lejos del interés de convencer a nadie, pero si desde mi experiencia a
tocar corazones, a motivar para que vigilemos nuestros pensamientos, a erradicar
todo pensamiento tóxico, negativo, a dedicarnos a pensar bonito, positivo, porque
si en cada momento con nuestros pensamientos estamos creando nuestro
destino, vamos a dejar seguir pasando un solo día ssin crear la vida que tanto
desearíamos.

Por esta lección que el Cáncer me dio, hago esta declaración: El Cáncer en mi
vida fue una bendición.