Debajo de los árboles de la selva amazónica se esconden los restos
arqueológicos de lo que hace tiempo fue una gran aldea construida por
comunidades indígenas precolombinas antes de la llegada de los europeos a
América. La antigua ciudad tenía calzadas elevadas, estanques artificiales, diques,
zanjas, cementerios, caminos con andenes, presas para peces, y estaba ubicada
en lo que ahora conocemos como la cuenca del río Xingú, al sur de la Amazonia
brasilera.
Estas ruinas, que permanecen ocultas por la tupida vegetación del bosque, fueron
descubiertas por un grupo de científicos gracias a un sistema especial de
detección remota llamado LiDAR, que usa rayos láser para mapear pequeños
cambios en la topografía del suelo de la selva y permite reconstruir en tres
dimensiones lo que hay en la superficie.
Vinicius Peripato y Luiz Aragão, del Instituto Nacional de Investigaciones
Especiales de Brasil, sobrevolaron 5.315 kilómetros cuadrados en una región de la
Amazonia con drones y aviones equipados con el sistema LiDAR. Solo en esa
pequeña extensión de tierra, que representa el 0,08% de los siete millones de
hectáreas que tiene el bosque tropical más grande del mundo, encontraron 24
nuevos yacimientos arqueológicos similares a la antigua aldea.
Decidieron, entonces, combinar sus hallazgos con un modelo de distribución
espacial predictivo que permitió establecer un estimado de los movimientos de
tierra producidos por comunidades en toda la selva hace más de 500 años. Los
resultados del estudio, publicado en la revista Science, revelan que aún quedan
por descubrir entre 10.272 y 23.648 estructuras arqueológicas precolombinas de
gran escala en la Amazonia.