Los actores y actrices, aunque a veces no lo parezca, también son humanos y tienen sus momentos en los que todo les supera. Prueba de ello es la situación que vivió Emily Blunt durante el rodaje de “Al filo del mañana”, la película de ciencia ficción sobre bucles temporales dirigida por Doug Liman y con Tom Cruise como protagonista.
Ambientada en un futuro en el que los extraterrestres llegan a la Tierra para acabar con la humanidad, Bill Cage es reclutado para pelear en la guerra contra los alienígenas. Pronto descubre que, cada vez que muere, su día se reinicia. Con ayuda de la mejor soldado, Rita Vrataski, intentará poner fin a la amenaza.
Para pelear contra los extraterrestres, los guerreros usan unos trajes de metal y, claro, los actores tuvieron que llevar a cabo el rodaje del filme con ellos. Fue eso lo que condujo a Blunt al llanto.
«Teníamos que llevar estos trajes enormes, lo que hubiese sido genial si los hubiésemos tenido de CGI, pero queríamos hacerlo de forma táctil», cuenta Blunt en el podcast SmartLess. «Cuando escuchas la palabra ‘táctil’, piensas que se refiere a algo agradable y acogedor. No había nada acogedor en estos trajes. Pesaban 38 kilos. Pesaban muchísimo.
«La primera vez que me lo puse empecé a llorar y no sabía qué hacer», admite la actriz refiriéndose a la reacción de Cruise. «Le dije: ‘Tom, no estoy segura de cómo voy a hacer este rodaje’. Y empecé a llorar. ‘Me sentí un poco asustada por el rodaje».