Apolo llegó el 29 de diciembre del 2015 al hogar de Carolina, justo en una de las pocas temporadas en la que la familia no tenía otra mascota, pues siempre han amado sus hijos perrunos y llegaron a tener hasta tres juntos. Ese día, un tío de Carolina llegó con varios Jack Russell terrier, y la mamá se enamoró de uno de ellos, pero ese ya tenía amo, por lo que este les dio otro de un mes y medio de nacido, descrito en ese momento por Carolina como una pequeña bolita hermosa y perfecta, con un círculo perfecto en el lomo y la máscara súper marcadita al que llamaron Apolo.
Alias el Terremotico, desde el primer día mostró que sería un perro súper juguetón, extrovertido y muy cariñoso con la gente, tanto que en el barrio era más conocido que sus amos. Apolo actualmente tiene cinco años y se podría decir que tiene comportamientos similares a los de un humano: la forma en la que mira, es juguetón, picaron, tierno a veces, un poco territorial, en ocasiones se cree un pitbull cuando se acercan otros perros a sus amos; es muy llevado de su parecer porque solo hace lo que le nace y quiere, pero ante todo es muy leal y fiel.
Carolina también manifiesta que además es muy inteligente. Entiende el lenguaje de su abuela humana: el de señas; cuando ella le indica que se siente, él lo hace, cuando ella le hace la seña de una pelota él la busca y así con todo. También es un perro de compañía que ha sido un soporte y un apoyo cuando los papás de Carolina están solos, pues les indica cuándo está sonando el timbre, el teléfono fijo, o uno de los celulares si estos no lo tienen a la vista.
A Apolo le gusta dormir en las mañanas, tomar el sol, salir a jugar, tiene una fijación especial a las piedras y es este su artefacto favorito; su comida preferida es la leche en polvo y contrario a ello, odia el cuido. Hay que decir, además, que es fanático de hacer caminatas en zonas muy naturales y de meterse al agua a nadar: sea un charquito, un río o el mismísimo mar. No hay otro ambiente en el que él sea más feliz que nadando con sus amores: sus amos.