“EL OTRO SOY YO” LA VOZ DEL INCONSCIENTE COLECTIVO

El reconocimiento del inconsciente colectivo y la conciencia de nuestras
propias experiencias son fundamentales para comprender nuestra identidad y
el mundo que nos rodea. El inconsciente colectivo, un concepto desarrollado
por Carl Jung, se refiere a las estructuras de conocimiento y experiencias
compartidas que trascienden la individualidad, influyendo en nuestras
percepciones, emociones y comportamientos. Esa sensación de bienestar o
malestar interior, al evaluar nuestros actos y su rango de consecuencias
positivas y negativas en el entorno. A esta reacción autónoma de nuestra
psique se le llama consciencia.

La conciencia de nuestro propio inconsciente también nos ayuda a cuestionar
las las incoherencias de comportamiento, frente al sentir y el pensar, la justicia
o injusticia que fundamenta las normas impuestas por la sociedad. Nos invita a
reflexionar sobre cómo las expectativas externas moldean nuestras decisiones
y deseos. Al hacerlo, podemos liberarnos de las cadenas del conformismo y
encontrar un camino hacia una vida más autentica, aceptar equivocarnos,
perder, volver a empezar, llorar, desesperar, como parte de la búsqueda del ser
que enriquece nuestra existencia personal, y que repercute de manera directa
en el colectivo social.

Un presente dominado por la comercialización, el dinero y los estereotipos
impuestos por los intereses económicos, se convierte en una amenaza a la
identidad, la convivencia y el bienestar del ser entre otras muchas amenazas
que se desprenden del abandono al ejercicio de evaluarnos y hacernos
responsables de nuestros actos. Todos estamos esperando que alguien lo
haga.

En este presente es crucial alejarnos, de los discursos que no comprendemos
y no queremos verificar, la publicidad y los medios a menudo nos inundan con
imágenes idealizadas de éxito, belleza y felicidad que no reflejan la diversidad
de experiencias humanas y parecen no conocer el contexto de su país.

Estos estereotipos impuestos, limitan la capacidad de vernos a nosotros
mismos y a los demás en toda nuestra complejidad. Promoviendo
comportamientos individualizados y alejándonos del colectivo y el inconsciente
de amor que nos une como especie, además amenaza los tejidos sociales,
privándolos de experimentar emociones, como la empatía, la humildad, la
compasión y especialmente el amor.

Reconocer el inconsciente colectivo y cultivar una conciencia crítica, no solo
ayuda a honrar nuestra propia singularidad, sino que también contribuimos a un
tejido social más diverso y auténtico, donde cada voz cuenta y cada
experiencia de todos es valorada.

Duber Fanny Jurado
psicóloga

Corporación de mente al día