Así lo confirma un estudio longitudinal realizado en Berlín entre 1990 y 2009 y publicado en la revista Evolution and Human Behavior. La investigación, que incluyó a 500 adultos del Estudio de Envejecimiento de Berlín, una base de datos de las personas de 70 años o más que viven en esta ciudad, desveló que las abuelas que se involucran en la crianza de sus nietos tienen mejores indicadores de salud y un riesgo 37% más bajo de morir en los siguientes 20 años, en comparación con las abuelas que no participan en la educación de sus nietos.
Por su parte, otro estudio publicado por los investigadores del Women´s Health Aging Project de Australia concluye que las personas de edad que cuidan de sus nietos al menos una vez a la semana tienen menos posibilidades de contraer enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer o la demencia senil.
De igual manera un estudio publicado en 2017 por la revista Evolution and Human Behavior reveló que los abuelos que cuidan de sus nietos de forma ocasional muestran una esperanza de vida de hasta cinco años más que los que no lo hacen.
Ante toda esta evidencia científica se puede concluir que estar involucrados en el cuidado y crianza de los nietos es sumamente beneficioso para los adultos mayores. Estar en contacto con los más pequeños mejora su estado de ánimo y los ayuda a estar activos. También les da la sensación de sentirse útiles a la vez que se refuerzan los lazos familiares y se convierten en personas de confianza y de importancia para todos dentro de la dinámica familiar.