En esta oportunidad, destacamos la labor humanitaria, pacifista y artística de Juan José Arango Escobar, un médico cardiólogo con corazón de oro. Hoy por hoy, decidió retirarse de la profesión de médico y se ha dedicado de lleno a la fotografía de aves y la filantropía.
El señor Juan José trabajó en Medellín y luego, por casi dos décadas en la Clínica del Valle de Lili en la capital del Valle del Cauca, donde dejó huella no solo por sus aportes científicos, sino también por su humanismo en beneficio de los más necesitados, calidades que le hicieron merecedor de méritos como: el Premio Manuel Uribe Ángel, reconocimiento entregado por la Sociedad colombiana de Cardiología de Medellín, logro obtenido en 1985; Premio Ramón Atalaya, de los años 1991 y 2001, otorgados por la prestigiosa Sociedad colombiana de Cardiología de la ciudad de Medellín y recibe la distinción de Excelencia en el área de cardiología; Premio concedido por la Sociedad Colombiana de Cardiología con sede en Medellín y la Orden en calidad de Homenaje, dado por la Cámara de Comercio Medellín.
Arango ha apoyado desde sus inicios el proceso de paz entre el gobierno y las FARC, aun cuando fue víctima de secuestro por el grupo guerrillero. Además, realiza y dirige permanentemente labores solidarias por los necesitados, especialmente niños en condiciones de vulnerabilidad. Estas son algunas de las actividades que realiza bajo el anonimato y que fueron tenidas en cuenta para su designación como miembro Ad honorem de Arte sin Fronteras por la Paz, un organismo que trabaja con artistas plásticos y niños en condición de discapacidad.
Las actividades solidarias han sido una constante del médico humanista, la Revista Aló, en su número 179, de mayo 22 de 1995 dejó constancia de su compromiso social y científico:
“Si Colombia supera, como muchos de ellos creen, las endemias sociales que la aquejan, pero especialmente una merma en la calidad de sus valores morales, lo que líderes cívicos honestos han prospectado en el desarrollo regional lucirán más en el panorama renovado de fin de siglo, como es el caso de la Fundación Medica del Valle de Lili en Cali, que se ha superado con creces en los campos de la investigación y la especialización médica, particularmente en la cardiología, cuyos esfuerzos de superación datan de los años 60, con pioneros como la Clínica Shaio de Bogotá y el centro Cardiuovascular de Medellín.
Esfuerzo de familias históricas del Valle, de manera ostensible los Garcés, que aportaron terrenos, capitales, trabajo personal y dedicación sin prerrogativas, con ayuda de la Fundación FES, para cimentar un hospital que está a la orden del día en las novedades científicas y tecnológicas de los más calificados del mundo, pero abierto a la comunidad pobre sin restricciones.
Vicente Borrero, como director, y Martín Wartemberg, como responsable científico, reclutaron a jóvenes especialistas que se habían lucido tanto en Colombia, como en el exterior, Juan José Arango, al igual que otros diez colegas entre los 30 y 40 años, incluida su esposa, la internista Marcela Granados, vinieron de Medellín. Y es tal la colonia «paisa» que ellos con un poco de humor dicen que deberían llamar la fundación, del Valle de Aburrá.
El médico Arango nació oyendo habla de toros. Su padre, Jaime, formó con el español Manolo Chopera la empresa «Tesma», organizadora de las temporadas de Medellín y Manizales, pero prefirió el bisturí al estoque y muy joven se hizo cardiólogo, ganando los premios de mejor de la promoción, de la Academia de Medellín, y dos en excelencia de la Sociedad Colombiana de la especialidad. La Organización Panamericana de la Salud tomo para su distribución continental su «Manual de electrocardiografía» y un libro sobre electrofisiología química, que está en proceso de publicación.
Juan José Arango, la cardiología se abrió paso gracias a la tenacidad de los médicos, pero con el correr de los años el recurso tecnológico ha mejorado el porcentaje de aciertos e incrementado el número de personas salvadas de la muerte.
En los impecables pabellones de la Lili, enfundados en sus batas verdes y blancas, antes sofisticadas pantallas llenas de gráficas y oscilaciones, los especialistas Como el doctor Arango Escobar, con la mira del hemodinamismo y los ecógrafos, han humanizado a toda una generación de estudiosos de la medicina, tan indispensables cuando la ley ordena un drástico aumento en la cobertura de los servicios de la salubridad.”
Su labor de médico se ha destacado con creces, como pacifista lo ha demostrado en sus conferencias y talleres impartidos, y como fotógrafo de aves ha participado con sus trabajos en exposiciones colectivas en Colombia, México, Brasil y España.
La sociedad necesita más médicos como Juan José Arango Escobar, un médico paisa que con su labor científica, cultural y humanitaria ayuda a que este mundo sea mejor.