Desde el territorio, varias organizaciones comunitarias resisten ante la pérdida de vidas produciendo arte y el talento comunitario como un mecanismo protector de las juventudes.
1. Corporaloteca
Es el Centro de documentación e investigaciones de las prácticas sonoras, orales y corporales del Pacífico colombiano. Se creó en 2010 y está dedicado a la investigación y la construcción de proyectos creativos en torno a las prácticas artísticas y en patrimonio cultural del Pacífico Colombiano. Les interesa hacer de las artes y los saberes ancestrales un gran escenario de dignificación, buen vivir, verdad, memoria, reparación simbólica y construcción de futuros posibles para los territorios.
“El arte en Colombia es uno de los principales escenarios de cuidado y protección para niñas, niños y jóvenes frente a problemáticas como el desplazamiento forzado. Además, el arte nos permite darle un nombre y un sentido a las múltiples violencias a las que están expuestas y expuestos. El arte permite sacar los dolores, ir sanando las heridas y construir nuevos relatos sobre la persona que somos y la sociedad en la que nos podemos convertir”, cuenta Ana Arango, directora.
La Corporaloteca ha denunciado diferentes fenómenos como el “afrojuvenicidio” a partir de canciones, el reclutamiento forzado y la “narcoestética” en performance desde el arte sonoro y azoteas artísticas.
2. Jóvenes Creadores del Chocó
Es una organización sin ánimo de lucro que promueve el teatro y la danza urbana y folclórica como herramienta de paz, reconciliación y convivencia pacífica desde el 2008.
Anualmente recibe cerca de 400 niñas, niños y jóvenes de las siete comunas de Quibdó. Algunas de las creaciones más reconocidas son ‘Bojayá: masacre y olvido’, una obra creada a partir de encuentros con las víctimas.
“Creamos nuevas realidades, construimos sueños, nos imaginamos un mundo más equitativo e incluyente y trabajamos para hacerlo posible”, dice en la descripción de la organización.
Jóvenes Creadores del Chocó también se presenta como un espacio de internacionalización de los talentos chocoanos, además, ofrecen capacitaciones, talleres, seminarios en formulación de proyectos de vida, derechos sexuales y reproductivos, liderazgo y género.
3. Black Boys Chocó
Esta corporación protege y aleja a los jóvenes de la violencia a través de la danza, principalmente ritmo exótico (tipo de música que combina géneros musicales como champeta, salsachoque, entre otros). El movimiento, cuerpo y la música se presentan como un proyecto de vida para la juventud chocoana, colmada de talento y muchísima riqueza cultural.
En 2014 Jonathan Martínez Quintero ‘Bon Ice’, víctima del conflicto armado, fundó este colectivo de baile que ha protegido y empoderado a más de 260 niñas, niños y jóvenes en el departamento. Al principio solo eran cinco. Es un proceso significativo y escalonado, cuando unos adquieren conocimientos, se encargan de transmitirlos a otros y esos otros continúan la cadena.
El año pasado, Black Boys Chocó inspiró el cortometraje ‘A menos que bailemos’, un homenaje a los jóvenes de sectores vulnerables como El reposo, que se llevó el premio a Mejor documental en el Festival Internacional Oberhausen.
Estas son solo algunas organizaciones que resisten en Quibdó. Son muestra del poder transformador, protector y sanador del arte en los territorios. Desde el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes lamentamos el incremento de los jóvenes asesinados en esta ciudad y continuaremos fortaleciendo una Cultura de Paz para que la vida de las poblaciones no se siga apagando.